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07/04/24

STRANGE FRUIT - Billie Holiday

 CANCIONES IMPORTANTES

STRANGE FRUITS


EXTRAIDO DE TWITTER “La Historieta Musical” (Jesús Báez Alcaide)

Pocas cantantes supieron expresar tanto con su voz. Pocas se atrevieron en su época a hablar de la injusticia y el dolor con tanto sentimiento. Pocas sufrieron tanto como ella al hacerlo. Pocas se rompieron tanto al cantar.

Estamos en la primavera de 1939. En Europa, España presiente el final de una guerra que será el preludio de otra que está a punto de estremecer el mundo. En EEUU, una guerra más silenciosa lleva décadas librándose. Y en Nueva York, una figura atormentada sube a un escenario. El sitio es el Café Society, un club de jazz lleno de humo y oscuridad. Apenas unos centenares de personas es su aforo. Pero algo está a punto de cambiar con la canción que interpretará esa mujer. Se llama Eleonora, pero todo el mundo la conoce ya como Billie. Billie Holiday.

Es imposible decir que Eleonora Holiday Fagan tuviera una vida fácil. Ni siquiera remontándonos atrás en su familia encontramos un rastro de ello. Su abuelo fue esclavo en una plantación. Su madre, con solo 13 años, fregaba los suelos en el hospital donde dio a luz en 1915. Su padre, Clarence Holiday, era músico. Ese era su principal interés: no su familia.

Apenas una niña, fue chica de los recados de un burdel. Fue violada a los diez años y ejercería la prostitución con 13. Con quince años decide irse a Nueva York y comienza a cantar en clubs. Influenciada por Louis Armstrong y Bessie Smith, empezó a ser cada vez mas reconocida hasta que el productor John Hammond le habló de ella a Benny Goodman, el rey del swing.

Aquí es donde si esto fuera una historia bonita todo empezaría a cambiar para bien. Lo cierto es que no. Con una infancia así, no creo que sea censurable que, desde joven, Billie empezara a tener problemas con el alcohol y las drogas. Y la droga de moda entre los músicos de jazz era la heroína. Su éxito profesional fue parejo a su autodestrucción personal.

En 1935 se presenta -con éxito- en el teatro Apollo. Poco después aparece en un cortometraje -Simphony in black- junto a Duke Ellington. Comienza a recorrer todos los teatros, donde conoce al saxo tenor Lester Young, que sería su gran amigo y le pondría el apodo de Lady Day.

En muy poco tiempo, Billie está cantando con las orquestas del momento, como la del gran Count Basie, además de grabar varios de los mejores standares del jazz, como 'I loves you, Porgy', de Gershwin. Y a finales de la década, una canción caerá en sus manos. Strange fruitStrange Fruit fue compuesta por Abel Meeropol, un inmigrante judío de origen ruso que sabía lo que era el racismo y la injusticia. Cuando vio las fotos de unos linchamientos en el sur de EEUU, algo se removió en su interior. Cuerpos colgando de los árboles. Extrañas frutas.


La letra, llena de imágenes explícitas, no daba puntada sin hilo: "Escena pastoral del galante sur: ojos saltones y boca torcida, el olor de la carne quemada, una fruta para que los cuervos la arranquen, una cosecha extraña y amarga".

Billie, que había vivido todo ese racismo, que sus abuelos habían sido esclavos, la cantó con el alma y el corazón desgarrado. Tomó la canción como arcilla y la modeló con la garganta rota de dolor. El público quedó en silencio. Se dice que ella tuvo que ir al baño a vomitar.

Strange Fruit sería un éxito y una condena para Billie holiday. No era plato de buen gusto para las autoridades blancas y tuvo muchos problemas cuando la interpretaba fuera de los clubs. En Alabama, por ejemplo, tuvo que salir por patas del recinto del concierto. Al final, la policía comenzó a acosarla y la atacaron por donde pudieron: por las drogas. Fue detenida y encarcelada varios meses. Incluso le retiraron el carnet para actuar en clubs donde se servía alcohol, que era su principal fuente de ingresos, durante doce largos años.

A todos estos problemas legales se sumaron los diferentes tipejos con los que se juntó durante aquellos años, animales que la maltrataron, abusaron y se aprovecharon económicamente de ella. Y todo ello cristalizado en una cada vez más acentuada adicción a la heroína. La droga y el alcohol afectaron a su voz que fue volviéndose más ronca y oscura. Pero lo que perdía, lo ganaba en emoción e interpretación.


Durante aquellos años hizo decenas de grabaciones, como el disco 'Lady sing the blues', llamado igual que su autobiografía. Unas memorias pródigas en desgracias pero que permiten conocer el alma de una persona sensible que no se cortó al hablar de drogas, racismo o machismo, aunque algunos detalles, como su relación con la actriz Tallulah Bankhead o con Orson Welles, los calle.

También visitó Europa en los 50, donde el color de su piel no suponía ningún problema; ella, que tenía que entrar por las cocinas en muchos clubs de EEUU donde actuaba. Arropada por artistas como Serge Gainsbourg o la escritora Françoise Sagan, triunfó en París. El final de la década trajo un par de hitos en su carrera.

El primero, uno de sus mejores trabajos, Lady in satine, quizás su disco más conocido. El segundo, una actuación que se ha convertido en una de las famosas y celebradas de la historia del jazz. Con una sección de metales formada por Lester Young, Ben Webster, Gerry Mulligan y Coleman Hawkins a los saxos y Vic Dickenson, al trombón, este 'Fine and Mellow' que se grabó para el programa de la CBS 'The sound of jazz' es oro puro.

Por desgracia, una vida como la suya no podía tener un buen final. La policía no se había olvidado de ella y cuando acude al hospital por un dolor en el hígado es arrestada por tenencia de drogas.

Billie murió en arresto hospitalario el 17 de julio de 1959. Esposada a la cama. Solo tenía 70 centavos en el momento de su muerte. La reina del jazz, que había puesto voz a la injusticia y al dolor, había muerto pobre e injustamente maltratada. Pero no se despidió sola. Más de 3000 personas acompañaron a pie a su ataúd.

La influencia de Billie en la música popular del siglo XX es enorme, desde Janis Joplin a Amy Winehouse o Nina Simone. La mejor forma de hacerle justicia es recordar su voz y talento.


STRANGE FRUITS

de Abel Meeropol


Southern trees bear a strange fruit

Blood on the leaves and blood at the root

Black bodies swingin' in the Southern breeze

Strange fruit hangin' from the poplar trees


Pastoral scene of the gallant South

The bulgin' eyes and the twisted mouth

Scent of magnolias sweet and fresh

Then the sudden smell of burnin' flesh


Here is a fruit for the crows to pluck

For the rain to gather

For the wind to suck

For the sun to rot

For the tree to drop

Here is a strange and bitter crop


FRUTAS EXTRAÑAS


Los árboles del sur dan un fruto extraño

Sangre en las hojas y sangre en la raíz

Cuerpos negros balanceándose en la brisa del sur

Extraña fruta colgando de los álamos


Escena pastoral del sur galante

Los ojos saltones y la boca torcida

Aroma de magnolias dulce y fresco

El repentino olor a carne quemada


Aquí hay una fruta para que los cuervos la cojan

Para que la lluvia se junte

Para que el viento chupe

Para que el sol se pudra

Para que el árbol caiga

Aquí hay una cosecha extraña y amarga


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