Había una vez un pequeño país al sur de América del Sur.
Sus habitantes estaban orgullosos de la calidad de su agua potable, todas y todos bebían de las canillas sin problemas. Así de generosos eran sus ríos de agua dulce.
Pero un día, allá por 2023, el agua dejó de ser potable, aumentaron los niveles de sodio y cloro. Eso impactaba sobre la salud de la población.
Así el agua de los grifos se volvió salada, pues venía del mar.
Una mezcla de olas de calor, sequía, negligencia, improvisación, desprecio por lo público y falta de previsión de las autoridades.
Mejor ponerle música...
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